lunes, 22 de marzo de 2010

Las pequeñas-grandes personas




Hoy he decidido que voy a dedicarles un apartado a las personas importantes que nos cruzamos Sarita y yo en el viaje. Tengo que decir que es una pena el miedo inconsciente que a una se le mete en el cuerpo cuando viajas por México. Y es que como todo el mundo no para de recordarte la de historias raras que han pasado por aquí, la de gente mala con la que te puedes cruzar...pues una no para de desconfiar de todo el mundo, nunca sabes que tipo de persona tienes enfrente y por ese motivo, en ningún momento llegas a ser tú misma o a comportarte naturalmente con aquel o aquella con quien estas hablando, y las relaciones no se consolidan de la misma manera.
Menos mal que por el camino siempre se encuentran a grandes personas que le hacen a una tranquilizarse frente a la situación de estar solas viajando en ray y darse cuenta de que por mucho miedo que te metan, merece la pena hacerlo por el simple hecho de cruzarse con ellas.
Antes de nada también quiero dar las gracias y saludar a todas esas personas de que manera totalmente desinteresada y sin esperar recibir nada a cambio, decidieron inconscientemente ser, durante un momento en el trayecto del viaje, nuestros guardianes, y cuidaron de que no nos pasara nada. Todas estas personas son los conductores que con una sonrisa nos permitieron montar en sus carros y nos transportaron de un lugar a otro, haciendo que no nos pasara nada por el camino. Se que ninguno podrá ver este agradecimiento pero aún así yo se lo dejo porque gracias a ellos estamos sanas y salvas.
Uno de estos conductores es Alejandro, el hombre que sale en la foto con Sara, que no solo nos cruzó el estado de Guerrero entero, sino que al llegar a Cuaji, y sin pedir nada a cambio porque él dio media vuelta y se fue, nos pagó un hotel para que pudiéramos dormir tranquilas esa noche. Desde luego creo que es la mejor persona que nos hemos cruzado por el camino y le estamos eternamente agradecidas.
Los otros dos personajes que están más arriba son Tia Mode, la mujer que decidió cuidar de nosotras en Chacahua, nos enseñó millones de cosas y nos habló de su vida...una vida fascinante y bien difícil que sin embargo ha sabido apartar a un lado para dejare paso a la sonrisa. Desde luego si alguna vez llegais a Chacahua, preguntar por ella.
Y "pigmeo" como nosoras le apodamos, también es un hombrecillo muy muy peculiar que encontramos en Chacahua. Gracias a él, la hoguera por la noche nunca se apagó y la fiesta pudo continuar más tiempo de lo que lo hubiera hecho sin él. Desaparecía en la oscuridad y al rato volvía con un montón de cocos para prender y unas florecillas exóticas para regalarnos, hasta que casi construimos un jardín alrededor de nuestra tienda.
Estos son nuestros compañeros de viaje y las personas a las que nunca, nunca voy a olvidar.

Sarita ya se ha ido y estoy muy triste sin ella.....guaaaa, guaaaa
En unos días os enseño mi nueva casa, cerquita, cerquita de la universidad. Hay espacio para todos!!!! así que espero recibir visita pronto.
Besos a todos, que como siempre sois el motor de mis acciones. Os quiero mucho!!!


1 comentario:

  1. Me encanta leer lo que vas contando, ver como te vas llenando con los paisajes de un mundo tan lejano... y hoy me ha emocionado sentir como se te llena el corazón con los rostros de esa gente que ha sabido protegerte, más que del peligro del miedo.
    Gracias Tía Mode, gracias Alejandro, gracias "pigmeo"

    ResponderEliminar